27/9/09

tinieblas




Mientras Dalhmann acariciaba al gato de una café de la calle Brasil, en el cuento El Sur de Jorge Luís Borges, el mío ha entrado a comer sus croquetas preferidas, y entre las notas de Bach el silencio o la música se ha troceado levemente por su efecto, levemente... La extraña simbiosis se acrecentaba por momentos al ligar varias alternativas de varios mundos posibles medianamente imaginables y simultáneos entre paisajes o tiempos alterados, plausibles, encontrables en variadas secuencias del ayer/hoy/mañana absolutos, indefinibles, infinitos y

Borges sabe de otras secuencias paralelas, obtusos caminos donde la cotidianidad se pierde o confunde por entre las tinieblas del error o del horror, entre los cambios de guardia de viejos ángeles o vegetales que todo lo saben, lo escuchan y observan... Entramos por las rendijas de los ladrillos que, con el tiempo y por el tiempo, canalizan verdades oscuras y mentiras resplandecientes... No suelto la mano de la luz mientras él la tiene dentro de su mente, estómago y corazón que le dan miles de ojos, presenciando todo...

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