xarop de ment
o
xarop dement
o
xaropdement
no puc aguantar massa temps en el mateix lloc o cantó de la realitat
tinc que moure'm
moure
remanar més
recercar
però de moment
remoc paissatge i alguna essència...
fins ara
en quin moment les almoines arriben tard... ara que només sóc un mort que camina per carrers nus... ara que ja només dibuixo amb els dits i en les superficies on sols hi ha gebre... caldria fer foc arreu o si més no a totes les intensitats de l'ànima...
a pesar de, como siempre, estar leyendo casi media docena de libros en procesos más o menos simultàneos, para torturar o seguir esgrimiendo una mente sin jarabe para su tos, al final durante estas dos últimas semanas, he perdurado en la lectura más constante de un libro fabuloso: destaco sobremanera a david monteagudo y su inesperado: Fin (Acantalido, 2009), una verdadera obra de arte, perfectamente escrito y manteniendo una línea de interés constante, con originales diálogos y situaciones, y de un gran sabor a novedad, aunque existan puntos de partida o engarce (como no: en nuestra cultura tan imantada de y en todo...) su originalidad y suspense llegan hasta el final, que puede decepcionarme pues aún me faltan una veintena de pàginas, pero prefiero ya hoy declararlo grande y ponerlo en mi estantería de honor imaginaria, seguramente al lado de algún título pedroliano (de de pedrolo, por si acaso)... además es muy posible -aún no lo he averiguado- que además de compartir edad y algo de situación laboral y creatividad semicamuflada, es posible que hubiéramos compartido población y zona de trabajo hace corto tiempo...
se va otro año
existen, no muchos, per existen: caminos de coherencia y trabajo en el mundo del hacer creativo, o sea crear algo de la (casi) nada, original, no copiado o casi nada alterado, pues de todo cojemos y cocemos, pero existe una realidad que parte de cero y coge o escoge de sueños alterados, o exigidos sin demasiada alevosia, por lo tanto: con la suficiente originalidad para que sea obervado y concienciado como auténtico...
en ce temps la
saldamos deudas desinteresadamente sintiendo demoledoramente el dedo dedicado a dar una décima parte al dador de deseos dèbiles
(de eldígoras, relato muerte-nacimiento, en aürt del 83),
como final principio de un todo, con un orificio en una piel delicada del alma o del universo más aproximado, pero distante o desconocido (aparentemente), pero que en sueños azul pálido (no turquesa ahora) renace, languidece y cede a las presiones de la densa realidad. Densidades en encimeras de sueño con locuaces lucideces que enseñan, ensanchan, enganchan y soportan luces entre demasiadas sombras ausentes (o presentes).
Al salir nunca apagamos la luz. Es obvio...

varios camiones en fila india (en fila india: a lo lejos en una colina escarpada una hilera de indios cheroquis, por ejemplo, en una película del oeste americano -western- con gary cooper, por ejemplo, en 1962 ó 63...), pero ahora eran solo camiones, seguramente más de cincuenta, y no en cualquier montaña americana, sino en una autopista europea - de uno de ellos, de color amarillo concretamengte, el único de color amarillo con unas letras rojas sobre fondo blanco en la puerta amarilla claro, apuntando la palabra "zero", desciende su conductor - se llama Artur y nunca ha comido ajo ni lamido limones rojos, y hoy sólo piensa utilizar dos palabras, antes de limpiarse las manos con agua y jabón en la tercera área de servicio que existe entre la ciudad del norte y la del medio - las dos palabras las escribe con el dedo en el cristal del sucio espejo del lavabo azul turquesa: águila grande...